domingo, 7 de diciembre de 2008

Diario de lecturas


Hace poco (durante un viaje en tren) he releído una de las novelas emblemáticas de Conan Doyle, El signo de los cuatro. Es una obra de misterio y de aventuras, que además termina con una "novela dentro de la novela", correspondiente a la historia del asesino de la obra, que incluso cae en el exotismo de ambientarla en las colonias británicas de la época.


En esta novela el inteligentísimo Sherlock Holmes hace esta reflexión tan actual:


“Winwood Reade escribe cosas buenas acerca del tema –dijo Holmes-. Hace observar que mientras el hombre, tomado individualmente, es un acertijo insoluble, el conjunto de los hombres se convierte en una seguridad matemática. No puede usted, por ejemplo, anunciar de antemano qué es lo que hará un hombre determinado; pero se puede prever con precisión lo que hará el promedio de una cantidad de hombres. Eso es lo que dice la estadística…”


Evidentemente éste puede ser el fundamento de la sociología y de la ciencia estadística. Pero también la explicación de por qué el individuo puede ser tan diferente dentro de un grupo. ¿Qué mecanismo provoca que nuestra conducta cambie de acuerdo a las personas que nos rodean?Lo desconozco, y creo que la sociología no ha llegado aún a un modelo definitivo. No obstante, es un hecho que experimentamos día a día, que nos hace desconfiar de nuestra propia individualidad, de nuestra libertad e independencia. Sin embargo, también es necesario que la interacción con los demás module nuestra conducta.
En fin, una nueva reflexión para este blog que aumenta poco a poco, sin pausa ni prisa...